Una nueva ola de violencia ha ensombrecido el fútbol, que normalmente se presenta como una fuente de alegría y pasión compartida, transformándose en un escenario de sangre y agresiones inapropiadas en un estadio. El Atanasio Girardot, en Medellín, fue el escenario de un violento enfrentamiento con armas blancas entre aficionados de Atlético Nacional y Junior de Barranquilla.
El caos estalló en el minuto 53 del encuentro, cuando el equipo local ganaba 2-0. En la tribuna norte del estadio, se produjo una pelea entre seguidores de ambos equipos. Mientras tanto, la transmisión del partido empezaba a informar sobre la situación violenta que se estaba desarrollando, aunque estos incidentes no fueron mostrados en tiempo real. Sin embargo, las redes sociales se llenaron rápidamente de videos que evidenciaron la gravedad de lo ocurrido, con imágenes de personas heridas y el uso de cuchillos y machetes.
Ante la seriedad de la situación, el partido pasó a un segundo plano. La División Mayor del Fútbol Colombiano emitió un comunicado en el que anunciaron la suspensión del juego. «La Dimayor informa que, debido a los actos de violencia ocurridos en el Estadio Atanasio Girardot, se ha tomado la decisión de suspender el encuentro entre Atlético Nacional y Junior de Barranquilla por falta de garantías», indicaron a través de sus redes.
En el comunicado, la Dimayor condenó enérgicamente la violencia que empañó el evento. «Rechazamos estos actos que afectan la celebración del fútbol. Debe primar la convivencia pacífica en nuestros estadios. Hacemos un llamado a todos los aficionados para que disfruten del fútbol de manera pacífica», añadieron.
El pronunciamiento fue conciso y no profundizó en las posibles consecuencias para el partido ni sobre sanciones futuras. Posteriormente, Fernando Jaramillo, presidente de la Dimayor, confirmó la decisión: “Este partido no se reanudará. Ha terminado”. Al ser consultado sobre posibles sanciones para Atlético Nacional, el estadio Atanasio Girardot o Junior, Jaramillo optó por un enfoque cauteloso, indicando que se evaluará la viabilidad de que los próximos encuentros sean a puerta cerrada
A pesar de la gravedad de los incidentes, el directivo defendió a la institución, afirmando: “No se debe generalizar. Este es un caso muy serio, pero en muchos estadios se llevan a cabo partidos sin que ocurran problemas”. No obstante, los acontecimientos en este juego han dejado una marca negativa en las recientes jornadas del fútbol profesional colombiano.
