Una serie de bombardeos rusos sacudió varias ciudades de Ucrania, dejando al menos 25 personas muertas, entre ellas varios niños, y decenas de heridos. Los ataques, realizados con misiles y drones, impactaron zonas residenciales y causaron grandes daños en edificios de vivienda, lo que obligó a una extensa operación de rescate.
La situación fue especialmente grave en la ciudad de Ternópil, donde varios bloques de apartamentos quedaron destruidos. Equipos de emergencia continúan buscando sobrevivientes entre los escombros y brindando atención médica a los afectados.
En paralelo a esta nueva escalada de violencia, el presidente Volodímir Zelenski viajó a Ankara con el objetivo de reactivar conversaciones que permitan avanzar hacia un proceso de paz. El mandatario insiste en la necesidad de que la comunidad internacional aumente la presión diplomática y política sobre Rusia, al tiempo que busca apoyo para fortalecer la defensa ucraniana.
Zelenski afirmó que los ataques demuestran la urgencia de retomar un diálogo serio que permita frenar la ofensiva rusa y reducir el impacto sobre la población civil.
