Atacado reporte fotográfico

Héctor Piernagordas fue agredido mientras registraba una ceremonia religiosa
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La historia de Héctor Miguel Piernagordas no es cualquiera. Con 50 años de trayectoria en la fotografía profesional y como reportero gráfico de medios regionales, ha sido testigo de la vida social, cultural y política del Huila. Sin embargo, el pasado domingo fue protagonista de un episodio indignante: guardas de seguridad de una iglesia en Neiva lo agredieron mientras cumplía con su labor.

Piernagordas relató que fue increpado, empujado y maltratado verbalmente cuando intentaba registrar un acto religioso abierto al público. “Nunca pensé que en un espacio de fe me iban a tratar como un delincuente”, afirmó.

La violencia se normaliza

El caso desnuda una problemática latente: la naturalización de la violencia contra quienes ejercen oficios vinculados con la comunicación, el arte y la cultura. Para la comunidad periodística y gremial, este hecho constituye un atropello no solo contra un trabajador experimentado, sino contra la libertad de informar y la dignidad de quienes documentan la memoria del departamento.

Las versiones recogidas señalan que los guardas habrían actuado de manera arbitraria, sin justificación, pese a que no existía restricción previa para el registro fotográfico del evento.

Reclamo de respeto

El hecho genera cuestionamientos profundos sobre el abuso de autoridad en espacios religiosos y la ausencia de protocolos claros para garantizar el respeto de los derechos ciudadanos. “No se puede permitir que quienes dicen proteger terminen agrediendo a la gente”, expresó Piernagordas.

El gremio periodístico y varios sectores sociales han exigido explicaciones públicas por parte de la administración de la iglesia y una investigación sobre el actuar de los guardas. Lo ocurrido se percibe como un símbolo de intolerancia en un escenario que debería predicar precisamente lo contrario: respeto, convivencia y paz.

Más allá de la indignación momentánea, el caso abre una discusión necesaria: ¿qué valor se le da a quienes, como Piernagordas, han dedicado su vida a registrar la historia de Neiva y el Huila? La agresión contra él no solo es personal, también es una afrenta contra la memoria colectiva.

Mientras tanto, Héctor Miguel continúa levantando su cámara con la convicción de que su lente seguirá contando la verdad, pese a las trabas, las injusticias y la violencia que lo intentan silenciar.


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