La primera misión espacial tripulada de Boeing ha retrasado una vez más su regreso a la Tierra desde la Estación Espacial Internacional (EEI), ahora programado para el próximo 26 de junio, debido a preocupaciones sobre filtraciones de helio, problemas con los propulsores y una válvula de aislamiento, entre otros aspectos.
En una teleconferencia, los responsables de la misión indicaron que si no es posible el retorno el 26 de junio, la siguiente oportunidad será el 2 de julio. La misión tenía originalmente previsto regresar el pasado viernes, pero fue pospuesta para el sábado y actualmente la nave Starliner permanece acoplada a la plataforma orbital mientras se completan operaciones finales y se resuelven las fugas de helio.
«Una vez que se revisen los datos de ingeniería, los equipos se centrarán en el regreso de la nave», dijo Steve Stich, gerente del Programa de Tripulación Comercial de la NASA, señalando que el 26 de junio se ha elegido para el aterrizaje en el desierto de Nuevo México antes del amanecer, en una ventana de clima favorable.
Stich también mencionó la dificultad de prever el clima en el desierto, especialmente con el terreno y las cadenas montañosas. Los equipos en tierra han estado recopilando una gran cantidad de datos tanto de la Starliner, que está en «buena salud», como del módulo de servicio que ha experimentado fugas en sus depósitos de helio, con el objetivo de mejorar el rendimiento de la nave para futuras misiones.
Durante la conferencia se informó que cinco propulsores de control de reacción fallaron durante la secuencia de acoplamiento en la plataforma, hacia el final del vuelo, lo que llevó a la NASA y Boeing a revisar minuciosamente todos los mecanismos de los propulsores.
En cuanto a las fugas de helio en los tanques, se detectó una quinta y menor filtración después del acoplamiento de la misión CFT (Crew Flight Test) en la EEI, aunque las fugas de helio se redujeron en los días siguientes.




