La voz de Johana Amaya se quiebra cada vez que habla de su hija, Sara Yuliana, la adolescente de 15 años que hoy permanece en una unidad especializada en Cali tras sufrir quemaduras en el 80 % de su cuerpo. Su testimonio, conocido a través de medios nacionales, revela la magnitud del dolor, la indignación y la lucha diaria por mantener con vida a la joven, víctima de un ataque brutal que ha conmocionado a Nariño y al país.
“La encerraron y la prendieron en fuego”
El ataque ocurrió en julio en una fábrica de perfumes en Pasto, donde Sara trabajaba junto a otras jóvenes. Según relató su madre, cuatro adolescentes la habrían rociado con alcohol y luego encendido una llama. “La encerraron. Cuando ya estaba prendida, abrieron la puerta y la dejaron bajar sin ayudarla”, dijo Amaya en declaraciones que estremecieron a la opinión pública.
Las heridas comprometieron casi la totalidad de su cuerpo. Otra joven también resultó afectada, aunque en menor proporción.
Un camino médico largo y doloroso
Sara fue trasladada a Cali, donde ha sido sometida a decenas de cirugías reconstructivas. Cada uno de los procedimientos requiere injertos de piel y un manejo especializado. Su madre asegura que la joven continúa en estado crítico, con altos riesgos asociados a la gravedad de las quemaduras.
La familia dejó su vida en Pasto para acompañarla. “Vendimos todo. Estamos viviendo de la solidaridad de la gente”, dijo la madre, señalando que los recursos se han agotado ante el enorme costo de medicamentos, insumos y estadía en otra ciudad.




