En la madrugada de este lunes 21 de julio de 2025 fue asesinado con arma blanca en su vivienda el mayor Marcos Yonda, reconocido líder espiritual y sabedor ancestral del pueblo Nasa, en la vereda Taravira del municipio de Páez, Cauca. La comunidad indígena, conmocionada y enlutada, denuncia un nuevo ataque a sus procesos de vida y resistencia en medio de la persistente violencia que azota la región.
Yonda era un símbolo vivo de la defensa del equilibrio territorial y la espiritualidad ancestral, cuyo asesinato se suma a la escalada de violencia contra los líderes sociales y guardias indígenas de una región marcada por constantes amenazas, ataques y enfrentamientos armados entre diversos grupos ilegales.
En lo que va del año, Marcos Yonda se convierte en el líder social número 24 asesinado en el departamento del Cauca y el número 90 a nivel nacional.
— ʟᴇᴏɴᴀʀᴅᴏ ɢᴏɴᴢᴀʟᴇᴢ ᴘᴇʀᴀғᴀɴ (@leonardonzalez) July 22, 2025
Grupos que actúan en la zona: Frente Dagoberto Ramos del Bloque Occidental del autodenominado EMC y bandas de carácter local. pic.twitter.com/VWS1c3tiYD
El crimen contra Marcos Yonda es el segundo asesinato de un líder indígena en el Cauca en menos de 48 horas y evidencia la crítica situación de seguridad que enfrenta este departamento. Según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), ya son 24 los líderes sociales asesinados en el Cauca en lo corrido de 2025, mientras que la cifra nacional supera los 90. La Defensoría del Pueblo había emitido alertas tempranas para la zona, apuntando a riesgos específicos como el reclutamiento forzado de niñas, niños y adolescentes por parte de disidencias de las Farc, además del asesinato recurrente de liderazgos sociales y comunitarios que defienden sus territorios.
La angustiante realidad refleja el complejo entramado del conflicto armado que sigue vigente en Cauca: grupos armados ilegales, como disidencias de las Farc, el ELN y paramilitares, pugnan por el control territorial para actividades ilícitas como el narcotráfico, minería ilegal y extorsión. En este contexto, los líderes indígenas que representan la voz y la fuerza organizativa de sus pueblos se vuelven objetivos estratégicos de estos actores armados, debido a su influencia en la defensa de la autonomía territorial y la promoción de la paz. La Guardia Indígena ha denunciado expulsiones violentas de disidencias que incluso han atacado a la Policía en la región, lo que exacerba la crisis humanitaria y de seguridad.


