Un exilio que buscaba seguridad terminó en tragedia para un mayor retirado del ejército nicaragüense, un destacado opositor al régimen de Daniel Ortega, quien fue asesinado a tiros en Costa Rica. Este lamentable suceso subraya la peligrosa situación que enfrentan los críticos del gobierno de Managua, incluso fuera de sus fronteras.
El mayor retirado era uno de los muchos opositores nicaragüenses a quienes se les había concedido la nacionalidad española, una medida que buscaba brindar protección y un nuevo comienzo a aquellos perseguidos por el gobierno de Ortega.
Daniel Ortega, un exguerrillero de 79 años que gobernó Nicaragua de 1985 a 1990 y regresó al poder en 2007, es ampliamente criticado por gobiernos y organismos internacionales. Sus detractores lo señalan como un autócrata que ha aniquilado la tolerancia, las libertades y la independencia de poderes en el país centroamericano. La situación se agudizó con una amplia reforma constitucional, en vigor desde febrero, que convirtió a su esposa, Rosario Murillo, en copresidenta, otorgando a la pareja un poder absoluto en Nicaragua.
Desde las protestas de 2018, que el gobierno de Managua catalogó como un intento de golpe de Estado patrocinado por Estados Unidos, cientos de miles de nicaragüenses se han visto forzados al exilio, buscando refugio en países vecinos como Costa Rica. Este asesinato eleva las alarmas sobre la seguridad de los exiliados nicaragüenses y la aparente extensión de la persecución política más allá de las fronteras de Nicaragua.




