La tranquilidad de un evento comunitario en la vereda La Nueva Reforma, en el municipio de Baraya (norte del Huila), fue brutalmente interrumpida por la violencia. La víctima fue Lina María Puentes Vega, lideresa social, defensora de derechos humanos y buscadora incansable de desaparecidos. Presuntos integrantes del frente Darío Gutiérrez de las disidencias de las Farc llegaron al lugar y sin previo aviso le arrebataron la vida, disparándole en repetidas ocasiones frente a los asistentes al evento.
Lina no solo era la secretaria de la Junta de Acción Comunal, también hacía parte del colectivo “Tras las Huellas de la Vida”, una red de mujeres y hombres que se dedican a reconstruir la memoria de quienes el conflicto desapareció. Su asesinato desató una ola de repudio que rápidamente traspasó fronteras.
El Ejército responde
La reacción no se hizo esperar. Tropas del Ejército Nacional, acantonadas cerca del lugar, se enfrentaron a los responsables del ataque. El operativo, liderado por la Novena Brigada, con apoyo aéreo y el Gaula Élite, culminó en la captura de dos presuntos subversivos heridos. A los detenidos les fueron incautadas varias armas, munición y una motocicleta. El material y los capturados fueron entregados a la Fiscalía para su judicialización.
Según las autoridades, este hecho violento hace parte del intento de expansión territorial de los GAO-r en la región. La vereda ya había sido señalada como zona de riesgo en la Alerta Temprana N.º 022 de 2024 de la Defensoría del Pueblo.
Voces que exigen justicia
La Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD), de la cual Lina era integrante de apoyo, lamentó su asesinato: “Con profundo dolor, lamentamos el crimen de Lina María Puentes Vega. Su lucha era por la verdad y la justicia. Su voz no se apagará”.
La Defensoría del Pueblo también se sumó al repudio, recordando que desde 2018 habían alertado sobre el riesgo que enfrentan líderes sociales en Baraya. Por su parte, la Organización de Naciones Unidas (ONU) condenó el crimen y urgió al Estado colombiano a reforzar la protección de las comunidades rurales y los líderes comunitarios.
Una vida que dejó huella
Lina María no solo trabajaba por los desaparecidos, trabajaba por su comunidad. Era una mujer empática, firme y profundamente humana. Sus compañeras de causa la describen como una voz que incomodaba a los violentos, como una luz en la oscuridad del conflicto.
Hoy, su nombre se suma tristemente a la larga lista de líderes asesinados en Colombia. Su lucha continúa en las manos de quienes no están dispuestos a callar




