El pasado 18 de octubre se conoció la desarticulación de la banda delincuencial denominada ‘Los Camilos’, pues 15 personas que la integraban fueron capturadas por las autoridades, en procedimientos en conjunto con la Fiscalía General de la Nación y la Sijín, los cuales se estarían dedicando al microtráfico en ciudades como Flandes, Bogotá y Soacha, además del ordenamiento de homicidios para mantener el control de las zonas y el mercado de estupefacientes. Al parecer, el grupo criminal estaría vendiendo alrededor de diez mil cápsulas de estupefacientes, generando así ganancias millonarias, de las cuales gran parte de estas iban destinadas al asesinato de personas de otros ‘combos’ de las ciudades en mención.
El modus operandi
Las autoridades competentes iniciaron una investigación que duró aproximadamente siete meses, en las cuales se pudo comprobar el modus operandi de su distribución y asesinatos, pues estos comercializaban estupefacientes al menudeo, al por mayor y por correos humanos, al igual que, solicitaban el servicio de venta de droga de otros grupos delincuenciales, los llevaban a zonas boscosas o desoladas y los mataban para cobrar así su recompensa, misma que era pagada según el ‘rango’ que tuviesen los fallecidos.
El cabecilla
El encargado de liderar el grupo, tanto de la distribución de droga como los asesinatos, es Néstor Aguirre, alias ‘Camilo’, el cual, al parecer, ordenaba las muertes de las personas para controlar los territorios y así expandir el negocio de la venta de estupefacientes, de igual manera, se pudo comprobar por medio de las autoridades, que las recompensas por un trabajo de sicariato bien hecho podrían estar oscilando entre 100 mil pesos y 5 millones de pesos, esto dependía de cuán importante era el occiso o qué rango mantenía dentro de la otra organización.
Capturados
Ante un juez de control de garantías fueron presentadas las 15 personas, quienes al parecer integran la banda en mención, y se les imputaron cargos por los delitos de homicidio agravado, concierto para delinquir agravado y fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego agravado, mismos que no fueron aceptados por los presuntos delincuentes, pero estos fueron procesados con medida de aseguramiento en un centro de reclusión carcelario.
