La escritora que obliga a mirarnos al espejo: así interpela Arwa Mahdawi sobre la ofensiva en Gaza

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La escritora y columnista Arwa Mahdawi publicó a finales de mayo de 2025 un texto punzante en el que, con una pregunta deliberadamente provocadora —«What did you do during the genocide in Gaza?»— convoca a la autocrítica colectiva sobre la respuesta internacional a la ofensiva israelí contra la Franja de Gaza y la crisis humanitaria que la acompaña. La pieza, aparecida originalmente en The Guardian y difundida luego en otros medios en español, mezcla la denuncia de la magnitud de la violencia con una acusación dirigida no sólo a los gobiernos que han respaldado o permitido la campaña, sino también a instituciones, empresas y a la opinión pública que, según la autora, han permanecido en gran medida silenciosas o han ofrecido respuestas insuficientes.

El núcleo del argumento de Mahdawi

Mahdawi no se limita a describir escenas de destrucción: su columna plantea una cuestión moral sobre la responsabilidad individual y colectiva. Al usar la palabra «genocidio» y dirigirse a los lectores en segunda persona, busca que cada ciudadano se pregunte qué hizo (o dejó de hacer) cuando las imágenes y los informes de muerte, hambre y desalojo masivo se volvieron cotidianos. Para la autora, el debate público y las acciones políticas —incluyendo la diplomacia, la presión sobre gobiernos aliados y las sanciones a responsables— han sido, en la práctica, insuficientes frente a lo que muchos describen como una campaña de aniquilación de comunidades civiles en Gaza.

Datos y contexto: ¿por qué se habla de «genocidio»?

Desde 2024 y durante 2025 las operaciones militares en Gaza dejaron una estela de destrucción en barrios residenciales, hospitales y escuelas, con un elevado número de víctimas civiles y desplazados internos. Organizaciones internacionales, académicos especializados en genocidio y derechos humanos y artículos de prensa internacional han documentado la escala de la crisis y han utilizado términos como «crímenes de guerra» y, en varios casos, «genocidio», en función de la intención, la escala de asesinatos, la destrucción de infraestructura esencial y las prácticas que han contribuido a la hambruna y la denegación de ayuda humanitaria. Estos diagnósticos han alimentado el debate sobre las obligaciones legales y morales de terceros países y de las instituciones internacionales.

¿A quién interpela Mahdawi?

El blanco de la crítica en la columna es múltiple. Mahdawi señala:

  • Gobiernos que han respaldado militar y diplomáticamente a Israel o que han evitado sanciones y medidas contundentes.
  • Medios de comunicación y líderes de opinión que, según la autora, han normalizado narrativas que minimizan el sufrimiento palestino.
  • Corporaciones y altos ejecutivos que, por acción u omisión, continúan relaciones comerciales o políticas con actores responsables.
  • Ciudadanos que se limitan a mirar, compartir indignación efímera en redes o señalar que «no hay nada que puedan hacer», en vez de presionar a sus representantes.

Reacciones y polarización

La columna encendió reacciones diversas: tuvo defensores que celebraron la valentía del cuestionamiento y críticos que consideraron el uso del término «genocidio» como una exageración o una postura política deliberada. En el debate público posterior se mezclaron argumentos jurídicos (qué define legalmente un genocidio) con consideraciones morales y mediáticas sobre la responsabilidad internacional. En cualquier caso, como muestran tanto la cobertura de prensa como las discusiones académicas y políticas, el texto de Mahdawi se convirtió en un catalizador para reabrir preguntas sobre la rendición de cuentas y la memoria histórica.

Humanitarismo versus política: la crisis sobre el terreno

Más allá del lenguaje jurídico, la situación en Gaza describió meses de crisis humanitaria dramática: desplazamientos masivos, destrucción de alojamientos, cortes de agua y electricidad, y acceso limitado a alimentos y medicinas. Fotografías y reportes de agencias internacionales han ilustrado la devastación de áreas urbanas y el estado de los centros de acogida y hospitales, mostrando la enorme dificultad de garantizar ayuda efectiva en medio del conflicto. Estas imágenes refuerzan la pregunta que plantea Mahdawi: ¿qué harán las sociedades democráticas para exigir respuestas reales y protección a la población afectada?

¿Qué reclaman las voces que hablan de «rendición de cuentas»?

Activistas, algunas ONG y juristas han pedido:

  • Investigación independiente sobre posibles crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
  • Facilitar el acceso inmediato y sin restricciones de ayuda humanitaria.
  • Sanciones dirigidas a responsables políticos y militares cuando existan pruebas de conductas que puedan constituir violaciones graves del derecho internacional.
  • Mecanismos para la reparación y la documentación de las atrocidades, en previsión de juicios y procesos de justicia transicional. Estas demandas se sitúan tanto en la esfera legal como en la política y moral.

¿Qué puede hacer la ciudadanía?

La provocación de Mahdawi va dirigida al lector cotidiano: participar en movilizaciones, presionar representaciones políticas mediante peticiones y votaciones, exigir transparencia a los medios, apoyar a organizaciones humanitarias y a mecanismos de documentación de abusos, y exigir investigaciones imparciales. El punto central de la columnista es que el juicio de la historia no sólo recaerá sobre los perpetradores, sino sobre quienes permanecieron indiferentes.

Conclusión

La pieza de Arwa Mahdawi funciona como una llamada a la acción y a la reflexión moral: más que imponer una única lectura jurídica del conflicto, interpela la responsabilidad colectiva en tiempos de crisis humanitaria extrema. Si bien el debate legal sobre el término «genocidio» sigue abierto y requiere pruebas y procedimientos, la pregunta que plantea Mahdawi —«¿qué hiciste?»— exige, en el plano público y personal, una respuesta que vaya más allá del gesto pasivo, la indignación momentánea o la polarización simplista.


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