ARTE Y LEGADO

[responsivevoice_button voice="Spanish Latin American Male" buttontext="Escuchar Noticia"]
Compartir en

De Bogotá para el Tolima, la trayectoria de un artista que marcó la historia.

Daniela Giraldo

CONOCE

El mural «Años Viejos», creado en 1996 por el Maestro Carlos Enio Naranjo en el bloque 32 de la Universidad del Tolima, es una obra emblemática del patrimonio de la institución. La obra, que representa una alegoría carnavalesca, va más allá de su apariencia superficial, invitando a explorar la personalidad y el proceso creativo del artista para entender su profundo significado social y cultural dentro de la universidad. Para comprender esta obra, donde superficialmente se retrata un carnaval; que poco tendría que ver con el transcurrir cotidiano de la universidad. Hay que conocer ese componente social y de historia que se encuentra detrás, como el proceso que conllevo a su realización por parte del artista y como su personalidad influye en lo que se ve allí representado. Por lo tanto, para tener un amplio conocimiento de la misma tenemos que entender la persona que estuvo detrás del mural y quien le dio vida al pasillo del bloque 32. 

INICIOS

Fue un pintor paisajista, caricaturista, y muralista de la ciudad de Bogotá, quien con su amor enseñaba a aquellos estudiantes a apasionarse por el arte. Un viajero que se deslumbraba con los detalles que la naturaleza le mostraba; junto a su caballete y en su banco pequeño empezaba a trazar sus pinceladas que solo él comprendía y que paso a paso ellos mismo iban adquiriendo su forma, matices de colores que los combinaba perfectamente. Su imaginación corría a mil por hora convirtiéndose en un personaje notorio del paisaje colombiano, dejando una huella en sus óleos y acuarelas de aquel arte innato.

APRENDIZAJE

En el transcurso de sus años compartió con Fernando Botero quien lo recordaba como el caricaturista prolífico de gran vena humorística; quedarse en una sola ciudad era inquietante para él, pues quería descubrir cada pieza que este país tropical le ofrecía. Radicado en la capital transforma su idílico proyecto en una oficina de publicidad, aquí elaboran letreros, pancartas y avisos junto con jornadas en el teatro Colón; realizando escenografías de distintas obras. Durante muchos años vivió en el distrito capital, pero él sentía que sus rumbos eran otros, se desplaza a la ciudad de Manizales y allí conoce a su esposa Estella Ocampo quién fue su primera musa en sus cuadros, la ciudad de las puertas abiertas le permitió al maestro iniciar su vida como docente y expositor.

NÓMADA

Siguiendo la costumbre de su padre de ir de ciudad en ciudad, se traslada a Cúcuta participando en exposiciones en ciudades como; San Cristóbal y Maracaibo, es acá donde sus cuadros empiezan a tomar reconocimiento. Su espíritu viajero lo lleva a Bucaramanga allí expone en el Banco de la República y en Bellas artes, pero dentro este descubrimiento se enamora del Tolima, su mirada hacía estos paisajes son emblemáticos, pues como bien decía César Velandia “Cada paisaje tiene sus pintores, algo así como que cada paisaje escoge quien los imagine, de tal manera que los del Tolima terminaron por convertirse en las acuarelas del Maestro Naranjo”


Compartir en

Te Puede Interesar