Bogotá, 30 de agosto de 2025 – En el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, Colombia se viste de memoria, arte y homenaje. Esta jornada, establecida por la ONU en 2010, se celebra cada 30 de agosto desde 2011 para visibilizar y condenar las desapariciones forzadas, una forma de represión brutal que ha dejado profundas cicatrices en la sociedad colombiana y el mundo entero.
Contexto institucional y cifras alarmantes
Según la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), en Colombia hay 132.877 personas reportadas como desaparecidas hasta diciembre de 2016, cifra actualizada por reconocimiento luego de revisar múltiples bases de datos oficiales.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) documentó 2.144 casos adicionales posteriores al Acuerdo de Paz, lo cual evidencia que el flagelo no ha desaparecido con el fin del conflicto armado.
A nivel global, Naciones Unidas advierte que la desaparición forzada se ha convertido en un problema permanente, usado como mecanismo de control político y represión, manteniendo a las sociedades en estado de miedo e indefensión.
Arte que habla por los ausentes
En Colombia, entidades culturales y de memoria han convertido el arte en un puente para reunir, recordar y empoderar a las familias de víctimas. El Museo Casa de la Memoria, por ejemplo, promueve exposiciones, tableros conmemorativos y espacios interactivos que dignifican las memorias y narrativas de los desaparecidos.
Una exposición emblemática es Voces para transformar a Colombia, una muestra que reúne testimonios, obras artísticas y diálogos con víctimas para situar sus experiencias en el centro de la memoria colectiva.
En Bogotá, el acto se vivió con fuerza simbólica: entre escenarios públicos, familiares, artistas y organizaciones llevaban a cabo puestas en escena, instalaciones visuales y performances que simbolizan el dolor y la esperanza. Algunas iniciativas recientes en la ciudad han incluido muestras artísticas, paneles con frases, retratos, sirenas o espacios participativos que permiten a la ciudadanía sumarse al homenaje.
Derechos y justicia: una urgencia pendiente
Las desapariciones forzadas en Colombia fueron cometidas por diversos actores: grupo paramilitares, guerrillas, agentes del Estado y estructuras posdesmovilización. Entre 1970 y 2015, por ejemplo, el incumplimiento sistemático del Estado y la fragmentación institucional impiden hoy conocer con certeza el número real de víctimas ni garantizar justicia plena.
La ONU, la UBPD y otros organismos insisten en fortalecer mecanismos jurídicos, políticos y humanos que permitan verdad, reparación y garantías de no repetición. Estos reclamos formales se entrelazan hoy con expresiones artísticas que humanizan a cada desaparecido, cada nombre, cada ausencia. El arte y la memoria, de la mano, se convierten en herramientas poderosas de resistencia y dignificación.




