A través de operaciones militares coordinadas e interinstitucionales alineadas con el Plan de Campaña Ayacucho, adelantadas entre las topas del Grupo de Acción Unificada por la Libertad Personal, Gaula Militar Nariño, la unidad orgánica de la Vigésima Tercera Brigada del Ejército Nacional; la Policía Nacional y el Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía General de la Nación, se dio cumplimiento a la orden de captura en contra de alias Chinche cuando huía del municipio de Ricaurte, segundo cabecilla del grupo armado organizado residual Segunda Marquetalia, Estructura Iván Ríos, Columna Móvil Raúl Morales.
De la misma forma se logró la detención de su hermano alias Richard, quien sería el tercer cabecilla de esta misma organización ilegal en un centro comercial de la ciudad de Pasto.
Estos sujetos identificados como Jhon Betancourth, alias Chinche y Julio Betancourth, alias Richard, eran requeridos por los presuntos delitos de concierto para delinquir agravado, secuestro extorsivo, porte ilegal de armas, homicidio, extorsión agravada y amenazas.
Gracias a labores de inteligencia fue posible establecer que alias Chinche se encontraba huyendo tras confrontaciones con el Grupo Armado Organizado Residual, Gaor Estructura Los del Treinta, razón por la cual las unidades militares dieron inicio a una serie de actividades de seguimiento y verificación, que les permitieron dar con el paradero del sujeto, y en una rápida reacción lo capturaron.
De forma paralela, en la ciudad de San Juan de Pasto, en un reconocido centro comercial se dio la captura de alias Richard, presunto tercer cabecilla del grupo armado organizado residual Segunda Marquetalia, Estructura Iván Ríos, Columna Móvil Raúl Morales.
Gracias a labores de inteligencia se pudo establecer que los capturados aparentemente tenían el control delictivo en el corredor vial en el municipio de Ricaurte, además junto a otros integrantes de esta estructura realizaban secuestros y extorsiones a comerciantes, transportadores y población en general de los municipios de Mallama, Ricaurte y Barbacoas, a quienes citaban en zonas rurales alejadas, los retenían y les exigían grandes sumas de dinero a cambio de preservar su integridad.
Adicionalmente, se pudo conocer que sus víctimas al no cumplir con sus exigencias extorsivas, eran declarados objetivos militares con amenazas directas de salir del territorio en contra de su voluntad, lo que generaba desplazamiento forzado de sus núcleos familiares. Los capturados fueron puestos a disposición de las autoridades competentes junto con el material probatorio.
