Los mismos que impulsaron su candidatura hoy alzan la voz con amargura. Militantes del Centro Democrático, partido que avaló a Johana Aranda para la Alcaldía de Ibagué, manifiestan abiertamente su frustración ante lo que califican como una administración sin rumbo, secuestrada por intereses ajenos y desconectada de las bases que la llevaron al poder.
Críticas
Felipe Ferro, diputado del Tolima y miembro destacado del partido, no ocultó su decepción: “Nos sentimos rechazados, como con una puerta cerrada”, declaró, señalando el abandono de los militantes que trabajaron en su campaña. Sus palabras se suman a las del representante Carlos Edward Osorio, quien desde hace meses cuestiona la incapacidad de Aranda para resolver problemas estructurales como la crisis de movilidad y el colapso del servicio de aseo.
¿Gobierno fantasma?
La sombra de Andrés Fabián Hurtado, exalcalde y figura política clave en la región, planea sobre cada decisión. “No vemos a Johana gobernando, vemos a Hurtado tomando las decisiones desde atrás”, denunció un dirigente anónimo del partido. Esta percepción de gobierno indirecto ha generado malestar incluso entre quienes inicialmente celebraron su elección como un triunfo del uribismo en el Tolima.
Problemas acumulados
Los cuestionamientos apuntan a la falta de proyectos propios: “Solo inaugura obras de administraciones pasadas mientras la ciudad se cae a pedazos”, criticó Ferro. La malla vial en estado crítico, semáforos colapsados y la acumulación de basuras en sectores clave evidencian lo que los militantes llaman “un vacío de poder disfrazado de continuismo”.
Advertencia electoral
El malestar trasciende lo administrativo: “Estamos hipotecando el futuro del partido en Ibagué”, advirtió el diputado, refiriéndose al riesgo de que este desprestigio afecte las próximas contiendas electorales. Con las elecciones regionales en el horizonte, temen que el descontento ciudadano se traduzca en un castigo a las listas del Centro Democrático.




