Arqueólogos encontraron una serie de pozos en los que había miles de modelos de terracota que tenían el tamaño natural de soldados, acróbatas, caballos de guerra y otros animales.
Un informe de medios europeos, cuenta que en 1974 agricultores dieron con un importante sitio arqueológico en la provincia china de Shaanxi.
Los arqueólogos encontraron una serie de pozos en los que había miles de modelos de terracota que tenían el tamaño natural de soldados, acróbatas, caballos de guerra y otros animales.
Este ejército protegía el mausoleo de Qin Shi Huang, el primer emperador de la dinastía Qin y quien gobernó entre el año 221 a.C y el 210 a.C.
Desde su descubrimiento el sitio ha sido de gran interés para investigadores.
Sin embargo, la tumba del emperador no ha sido abierta desde que fue enterrado, hace más de dos mil años.
Una de las preocupaciones de los arqueólogos es que la excavación afecte la tumba llegando a causar daños irremediables, algo que ya ha ocurrido en otros sitios.
Otra preocupación importante de los arqueólogos está relacionada con un texto del antiguo historiador chino Sima Qian (145 a.C. – 90 a.C.).
Explican expertos que, “cien años después de la muerte del emperador Qin, escribió que la tumba contaba con trampas, como flechas y otros artefactos, para evitar que intrusos se acercaran”.
La alerta de la tumba
Se advierte que en caso de que las armas fallan, habría una inundación de mercurio líquido en el lugar. “La tumba se llenó de artefactos raros y tesoros maravillosos.
Dice Infobae que, “se ordenó a los artesanos que fabricaran ballestas y flechas preparadas para disparar a cualquiera que entrara en la tumba”.
Un estudio publicado en Scientific Reports en 2020 encontró rastros de mercurio alrededor de la tumba del emperador Qin Shi Huang.
De acuerdo con el artículo, “el mercurio se consideraba en ese momento como un elixir de la vida”.
Para los investigadores, el mercurio hallado podría estar escapando a través de las grietas de la tumba que fueron apareciendo con el tiempo.




