Durante la Semana Santa en Colombia, emergen relatos de lo místico que se entrelazan con lo religioso y desafían la lógica. Uno de estos relatos cuenta que en una finca cercana al Alto del Bledo, en Tolima, existe un árbol señalado por los habitantes como “maldito”. Más de medio siglo después de un suceso trágico, la finca permanece abandonada. Según la historia, un joven que visitó el lugar ignorando advertencias trepó al árbol a recoger frutos. En ese instante, un lazo apareció de forma inexplicable y lo atrapó, provocando su muerte por ahorcamiento. Desde entonces, nadie se atreve a trabajar la tierra alrededor del árbol.
Otro caso describe un suceso en la ciudad de Popayán (Cauca), conocido por sus tradicionales procesiones de Semana Santa. Una mujer que prestaba servicio como vigía en un hotel antiguo escuchó gritos desde un balcón, acudieron autoridades pero al entrar a la habitación no había rastro de nadie. El misterio se profundizó porque el cuarto no estaba alquilado ni ocupada. Estos relatos invitan a reflexionar sobre el modo en que lo espiritual, las creencias populares y el folclore se entrelazan durante los días más simbólicos del calendario cristiano en Colombia.
Estas historias, sin confirmación oficial, circulan en comunidades locales y plataformas de curiosidades. Aunque pueden parecer leyendas, acumulan testimonios de quienes aseguran haber vivido lo inexplicable en días marcados por la tradición y la devoción.




