Este lunes, la emisora Caracol Radio reveló en primicia una carta enviada por el presidente Gustavo Petro al mandatario estadounidense Donald Trump, fechada del pasado 23 de junio, en la cual el jefe de Estado colombiano se retractó de sus acusaciones contra Marco Rubio, secretario de Estado norteamericano, de supuestamente perseguir un golpe de Estado en su contra.
La misiva del presidente Petro, con una retractación clara, fue enviada diez días antes de que estallara la crisis en las relaciones con el gobierno de Estados Unidos y no tuvo respuesta por parte de la Casa Blanca.
El origen de la polémica
Los nubarrones que precedieron la tormenta diplomática entre Colombia y Estados Unidos se empezaron a acumular después del atentado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, el pasado 7 de junio. Pasadas unas horas del intento de magnicidio, el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, emitió un comunicado en el que condenó la acción violenta y pidió moderación al mandatario colombiano.
The United States condemns in the strongest possible terms the attempted assassination of Senator Miguel Uribe. This is a direct threat to democracy and the result of the violent leftist rhetoric coming from the highest levels of the Colombian government. Having seen firsthand…
— Secretary Marco Rubio (@SecRubio) June 8, 2025
“Estados Unidos condena con la mayor firmeza el intento de asesinato del senador Miguel Uribe. Esto constituye una amenaza directa a la democracia y es resultado de la violenta retórica izquierdista proveniente de las más altas esferas del gobierno colombiano. Tras haber presenciado de primera mano el progreso de Colombia en las últimas décadas para consolidar la seguridad y la democracia, no puede permitirse volver a tiempos oscuros de violencia política. El presidente Petro debe moderar su discurso incendiario y proteger a los funcionarios colombianos”, indicó Rubio.
El 11 de junio, durante un evento en Cali (Valle del Cauca), el presidente Petro amplificó las versiones de su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, acusando a Marco Rubio de conspirar para un golpe de Estado y aseguró que contaba con una grabación que así lo probaba.
“Dice un presidente vecino que el señor Marco Rubio está organizando un golpe de Estado contra mí. Yo solo le digo al secretario de Estado de los Estados Unidos que no puedo creer que el pueblo demócrata y que cree en las enmiendas de la Constitución de los Estados Unidos y que hoy debe entrar a dialogar con los conciudadanos y conciudadanas de los pueblos latinoamericanos que trabajan allá legal o ilegalmente, que lo que tiene que hacer es entrar en un diálogo con esos pueblos, porque el abecé de la teoría económica dice que la riqueza solo sale del trabajo y que se quitan trabajadores se van a empobrecer”, declaró Petro en un encendido discurso.
Dos días después, la tensión escaló con una carta dirigida por el embajador de Colombia en Washington, Daniel García-Peña, dejándole en claro a Marco Rubio el rechazo a cualquier intento de vincular al presidente Petro con el atentado contra Miguel Uribe.
Tras las bambalinas
Hasta allí, las declaraciones públicas del presidente Petro no bajaron el tono, pero de manera subrepticia la Casa de Nariño buscó puentes de entendimiento con el gobierno Trump, al punto de entregar una retractación de las duras afirmaciones en una carta, la cual no se hizo pública. La comunicación, que todo indica fue ignorada por la Casa Blanca, finalmente fue revelada a la emisora Caracol Radio por fuentes de la Cancillería.
Esta es la carta del presidente Gustavo Petro a Donald Trump, ofreciendo una retractación total de sus afirmaciones en contra de Marco Rubio, secretario de Estado de los Estados Unidos.
«Bogotá D.C., 23 de junio de 2025
Excelentísimo Señor Presidente,
En las últimas semanas, se dio un intercambio de opiniones entre el despacho de la Secretaría de Estado y esta Presidencia que alcanzó una notoriedad pública que merece una reflexión serena y franca. Como representantes electos de nuestros pueblos, compartimos la responsabilidad de cuidar las palabras y los gestos, particularmente en tiempos de agitación y desinformación.
Deseo aclarar que cualquier expresión mía que haya sido interpretada como una acusación directa sobre la participación en un supuesto golpe de Estado en Colombia, no tenía la intención de señalar a nadie de manera personal ni de cuestionar sin fundamentos el papel de los Estados Unidos.
Mi preocupación ha sido siempre advertir sobre dinámicas de desestabilización que afectan a nuestra región, muchas veces impulsadas desde espacios diversos y con intereses cruzados. En ese contexto, reconozco que es posible que algunas de mis palabras hayan sido percibidas como innecesariamente duras. En aras del diálogo, quiero decir que mi intención no es cerrar puertas, sino abrir caminos para una conversación honesta y respetuosa entre nuestros países
. En contraste, sí me preocupa profundamente que, tras el atentado criminal contra el senador Miguel Uribe Turbay, se haya insinuado públicamente que la “retórica violenta” de esta Presidencia fue un detonante del ataque. Como ya ha sido establecido por las autoridades investigativas, no existe prueba alguna que vincule a este gobierno ni a sus discursos con ese lamentable hecho. Los responsables deben ser encontrados y juzgados, sin sesgos ni intereses políticos de por medio.
Rechazo de manera categórica cualquier intento de utilizar la tragedia como instrumento de acusación infundada. He puesto a disposición todos los recursos del Estado colombiano para esclarecer los hechos y proteger la vida de todos los sectores políticos, sin excepción.
La política no puede convertirse en un campo de sospechas, donde las palabras sustituyan las pruebas. Como dije recientemente, no creo en la tesis de que el fin justifica los medios: nuestros medios son los que determinan nuestros fines. Mi vida pública ha estado dedicada a la construcción de paz y a la defensa de la vida, y así seguirá siendo.
Excelentísimo señor
DONALD TRUMP
Presidente de los Estados Unidos de América
Washington, D.C.»




