La vida de doña Blanca Amparo Montilla se detuvo el 10 de junio de 2024. Ese día recibió la noticia que ningún padre quiere escuchar: su hijo, Miguel Ángel Cárdenas, un caleño de 33 años, había sido capturado por el Ejército ruso durante la guerra en Ucrania, acusado de ser mercenario. Desde entonces, la incertidumbre, el miedo y la desesperación han sido su única compañía.
“Desde mayo no sé nada de mi hijo y estoy angustiada”, dijo entre lágrimas. La última carta que recibió de Miguel llegó por medio de un excompañero de combate. En ella, le aseguraba que estaba “bien” y le pedía que no se preocupara. Pero las imágenes que ha visto la madre muestran otra realidad: su hijo luce demacrado, agotado y visiblemente afectado.
Según relató doña Blanca, Miguel Ángel viajó a Europa en abril de 2024, convencido de que trabajaría en seguridad privada. Un amigo le ofreció un contrato para “cuidar edificios” con un salario atractivo que le permitiría pagar su casa y asegurar el futuro de sus cuatro hijos. Sin embargo, al llegar a Ucrania, terminó reclutado como combatiente en medio del conflicto.
El drama familiar se agudizó cuando, durante una emboscada, ocho de sus compañeros murieron tras un ataque con drones. Miguel sobrevivió y, para salvar su vida, se entregó al Ejército ruso. Desde entonces permanece detenido, y su familia ha tenido escaso contacto con él.
“Los primeros videos que nos llegaron mostraban que lo trataban bien, pero con el tiempo ya no hemos tenido comunicación directa”, cuenta la madre, quien afirma que se enteró por medios de comunicación que su hijo fue condenado a 9 años de prisión en Rusia por ser mercenario, sin que nadie de la Cancillería o el Gobierno le informara oficialmente.
Con el corazón en la mano, doña Blanca ha viajado varias veces a Bogotá, buscando ayuda en la Cancillería y en el Consulado de Colombia, pero asegura que no recibe respuestas concretas:
“He hecho todo lo posible por saber de mi hijo. Solo nos dicen que hay que esperar, pero mi hijo está solo, lejos y sin apoyo”.
Miguel Ángel Cárdenas es padre de cuatro menores: un adolescente de 14 años, otro de 13, un niño de 10 y una pequeña de apenas dos años. La familia, devastada por la ausencia, pide intervención urgente del Gobierno Nacional para lograr comunicación directa con Miguel y, si es posible, negociar su repatriación a Colombia.
“Yo solo quiero escucharlo, saber que está vivo y que está bien. Mis nietos lo necesitan”, concluyó doña Blanca entre sollozos.
Mientras tanto, el futuro de Miguel sigue en el aire. Su caso se suma a la lista de colombianos detenidos en conflictos internacionales, abandonados en medio de una guerra ajena y sin apoyo diplomático efectivo




