América de Cali volvió a sufrir un tropiezo en la Copa Colombia tras caer 1-0 en su visita al Atlético Bucaramanga. El conjunto escarlata, que venía con la intención de encaminar la serie a su favor, se encontró con un rival ordenado y efectivo que supo aprovechar su oportunidad para quedarse con la ventaja. El resultado deja en entredicho el rendimiento del equipo dirigido por Diego Gabriel Raimondi, que deberá replantear aspectos clave de cara al duelo de vuelta.
El primer tiempo estuvo marcado por la paridad en el mediocampo, aunque América no logró traducir su posesión en ocasiones claras de gol. Joel Graterol, bajo los tres palos, fue exigido en un par de oportunidades, mientras que la defensa, liderada por Andrés Mosquera y Kéner González, tuvo que redoblar esfuerzos para contener las transiciones rápidas de los locales. Aun así, la falta de claridad ofensiva fue el principal déficit del cuadro caleño.
La ausencia de sociedades en ataque se sintió desde el arranque. Dylan Borrero, quien buscó generar desequilibrio por la banda, no encontró la profundidad necesaria. Rodrigo Holgado, referencia en el área, se vio aislado y sin balones claros para definir. Cristian Barrios, en su rol creativo, intentó asociarse con los volantes, pero la presión alta de Bucaramanga lo mantuvo incómodo durante gran parte del partido.
El tanto local llegó tras un error de concentración en la zaga escarlata. Bucaramanga aprovechó un descuido en la marca y puso el 1-0 que a la postre sería definitivo. Aunque América intentó reaccionar, las modificaciones de Da Silva —con el ingreso de Jhon Murillo y José Antonio Casadeyra— no surtieron el efecto esperado. La falta de contundencia en el último tercio volvió a ser una constante.
El desgaste físico también fue notorio. Jugadores como Rafael Carrascal y Yerson Candelo no lograron imponerse en el mediocampo, lo que permitió a Bucaramanga manejar el ritmo del partido en momentos clave. La expulsión no apareció, pero las tarjetas amarillas limitaron la intensidad de algunos hombres claves, como Yojan Garcés Mina, que debió dosificar sus entradas.
La derrota pone presión adicional sobre el cuerpo técnico y el plantel, que no logra consolidar una idea clara de juego en esta Copa. América, un club con historia y jerarquía, no puede permitirse quedar eliminado en estas instancias, por lo que el compromiso de vuelta será determinante no solo en lo deportivo, sino también en lo anímico para un grupo que necesita recuperar confianza.
En Cali, la hinchada ya comienza a mostrar inquietud. Los aficionados esperan una reacción inmediata y un fútbol más convincente, capaz de honrar la tradición del club. América tiene plantilla para revertir la serie, pero deberá corregir la falta de profundidad ofensiva y la desconcentración defensiva si quiere aspirar a seguir con vida en el certamen. La revancha en el Pascual Guerrero será el escenario ideal para demostrar carácter y reafirmar la grandeza escarlata.




