La experiencia dice que en lo que duración se refiere no hay mejores perfumes que los de Chanel. Son el conejito rosa de Duracel del universo de las fragancias. De hecho, hay veces que su intensidad es tal que no deja percibir el aroma durante los primeros minutos de su aplicación, y a medida que transcurre el día te descubres olisqueándote. «¿Huelo diferente?», te preguntas.
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Allure es de ese tipo de perfumes. Al oler por primera vez en una persona a la que no ves desde hace muchísimos años y que sin embargo puedas invocar a través de su aroma, una mezcla de talco, jabón y un ligero toque floral. Se huele en la distancia, de hecho, y se podría detectar dónde habría estado por el rastro que deja este aroma. Es netamente un perfume exquisito y diferente.
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Allure de Chanel está dominada por el frescor y la energía de la mandarina, la suavidad de la rosa y la vainilla sensual. A este trío de aromas hay que añadirle notas de melocotón, jazmín, bergamota, magnolia, cedro, flor de azahar del naranjo, peonía y flor de loto creando, como explican desde Chanel, la “definición de la elegancia según Mademoiselle Chanel. Carismática y natural. Un perfume floral-fresco-oriental en seis facetas que se expresa de manera distinta en cada mujer. Porque hay tantas presencias como mujeres”.
