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La historia de Michael Humberto Pérez, alias el Gato, revela una vida marcada por la violencia desde su infancia. Criado en el seno de una familia vinculada a Pablo Escobar, el Gato fue introducido al mundo del crimen desde temprana edad, convirtiéndose en sicario a los 11 años. Sin embargo, su notoriedad creció al afirmar haber sellado un pacto con el diablo para protegerse de las autoridades, lo que le permitió evadir la captura durante años.
Recientemente, el oscuro pacto parece haber llegado a su fin, ya que el Gato fue arrestado por un comando especial de la policía de Antioquia. La captura se llevó a cabo mientras dormía, oculto en una casa del barrio Manrique en Medellín. A pesar de estar vinculado a más de 50 homicidios, el Gato admitió sus crímenes y ofreció un testimonio inquietante.
Contrario a la creencia de que su pacto infernal lo protegería indefinidamente, el Gato reveló: «Les voy a decir por qué yo creo en el diablo. Yo ya había mandado a pedir la libertad, en ese momento de desesperación yo le dije al diablo que me mostrara que existía (…) hice la oración. Y ahí después empecé a quemarle velas. Andaba con mi estrella, con cositas, la estrella del diablo, puros diablos, imágenes de lucifer», logrando su libertad temporal.
La captura del Gato destaca la complejidad y la oscuridad que rodean a algunos criminales, mientras la sociedad se enfrenta a las consecuencias de estos pactos macabros.
