El mar Báltico enfrenta una nueva crisis tras el daño al cable submarino EstLink 2, que conecta eléctricamente a Finlandia y Estonia. Este incidente, atribuido al petrolero Eagle S, pone en alerta máxima a la región, mientras la OTAN anuncia un incremento de su presencia militar. Alerta máxima en el Báltico: Sabotajes a cables submarinos movilizan a la OTAN .
El secretario general de la Alianza Atlántica, Mark Rutte, aseguró que “la OTAN reforzará su presencia militar en el mar Báltico” y expresó solidaridad con Finlandia, tras discutir el caso con el presidente finlandés, Alexander Stubb.
Patrullas navales y medidas de protección en Estonia
Estonia no tardó en responder. Este viernes, el ministro de Defensa, Hanno Pevkur, ordenó patrullas navales para proteger el cable EstLink 1, que sigue operativo. “Debemos enviar un mensaje claro de que estamos listos para defender nuestras conexiones, incluso con medios militares”, afirmó Pevkur.

La nación báltica también trabaja en coordinación con Finlandia y la OTAN para garantizar la seguridad de su infraestructura submarina.
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El papel del petrolero Eagle S
Las investigaciones apuntan al Eagle S, un petrolero de bandera de las Islas Cook, como posible causante del daño. Según las autoridades finlandesas, el ancla de la nave pudo haber cortado el cable. Este barco, que zarpó de San Petersburgo, forma parte de una “flota fantasma” que ayuda a Rusia a evadir sanciones.
Una creciente “guerra híbrida” en el Báltico, Alerta máxima en el Báltico: Sabotajes a cables submarinos movilizan a la OTAN
Desde la invasión rusa a Ucrania en 2022, los incidentes de sabotaje a infraestructuras críticas han aumentado en la región. Expertos califican estos ataques como parte de una “guerra híbrida” diseñada para desestabilizar a los países occidentales.
En noviembre, cables de comunicación fueron cortados en aguas suecas, y ahora el daño al EstLink 2 reaviva las tensiones. Estonia y Finlandia instan a una revisión de las leyes marítimas para proteger mejor estas instalaciones.
Conclusión:
La seguridad energética y de comunicaciones en el Báltico enfrenta un desafío sin precedentes. Con la OTAN reforzando su presencia y las naciones bálticas movilizando recursos, la región se prepara para responder a cualquier amenaza futura. ¿Estamos ante una escalada de la “guerra híbrida”?




