John Entwistle tenía 57 años cuando fue encontrado sin vida aquel 27 de junio de 2002 en la habitación 658 de un hotel de lujo en Las Vegas, la víspera de una larga gira de The Who por Estados Unidos. Había sufrido un infarto. Después de 40 años juntos, el ‘Buey’ o ‘Dedos de Trueno’, dejó un vacío que sus compañeros afrontaron manteniendo a raya sus sentimientos. Aun así, cuando Pete miraba el escenario y notaba su ausencia, se “quería morir”.
En 2002, una de las bandas de rock más influyentes del siglo XX anunció un ‘Summer Tour’ por Estados Unidos. Ese año ya habían realizado una gira de invierno con cinco shows en el Reino Unido, que serían los últimos con el bajista. Entre el 10 y el 15 de junio, poco antes de volar hacia Estados Unidos, se reunieron en los famosos Eel Pie Studios de Pete Townshend, junto al río Támesis, para ensayar el repertorio del recorrido americano. Luego, Roger, Pete y John viajaron a Las Vegas. El 28 de junio comenzaba allí la gira.
El 26 de junio, la banda ya estaba instalada en el famoso Hard Rock Hotel de Las Vegas, donde tendrían su primer show. Pasaron la tarde en el bar del hotel. John Entwistle, acompañado de un grupo de amigos, se retiró a su suite, la habitación 658, después de tomar una última copa alrededor de las 3:00 a.m. No subió solo; lo acompañaba Alison Rowse, una bailarina stripper que actuaba con el nombre artístico de Sianna en un club local y era una confesa ‘groupie’ de The Who.
La mujer escuchó a Entwistle esnifar alrededor de las 6:00 a.m. Sin embargo, cuando se despertó a las 10:00 a.m., lo encontró «inconsciente y frío al tacto». Intentó reanimarlo (“le hice el boca a boca”) y llamó a una ambulancia, pero no pudieron hacer nada.
El médico forense determinó que Entwistle había sufrido un paro cardiaco provocado por el consumo de cocaína y por una enfermedad cardíaca no diagnosticada. Los análisis toxicológicos mostraron que tenía un bajo nivel de alcohol y un nivel significativo pero no extremadamente elevado de cocaína en sangre. Es decir, la cantidad de droga encontrada en su cuerpo no habría sido fatal si su corazón hubiera estado sano. El cuerpo de Entwistle fue repatriado a Gloucestershire, Inglaterra, donde vivía con su pareja, Lisa Pritchard-Johnson.
Apodado ‘Ox’ por su imponente apariencia física y ‘Dedos de Trueno’ por la velocidad con la que tocaba las cuerdas o el ruido que salía de su amplificador de bajo, la muerte repentina de Entwistle puso a la banda en una encrucijada. “Por una vez teníamos la opción de parar o seguir”, reconoció Roger Daltrey en una entrevista publicada en el DVD ‘The Who: Live in Boston’. “Sumamos el número de personas en la gira a las que dábamos trabajo, y eran miles”. Había una razón adicional para continuar: “Sentí que debíamos seguir para mostrar a la gente de nuestra edad que todavía estamos en la pelea”, dijo Daltrey. “¿Qué haces cuando tu compañero muere? No puedes dejar de vivir. Tienes que seguir”.




