Princeton, Nueva Jersey – Hoy se conmemoran los 70 años del fallecimiento de Albert Einstein, uno de los científicos más influyentes de la historia. Nacido en Ulm, Alemania, en 1879, y reconocido mundialmente por sus revolucionarias contribuciones a la física teórica, Einstein dejó un legado que sigue moldeando la forma en que entendemos el universo.

Su teoría de la relatividad, propuesta en 1905 en su famoso «Año Milagroso», cambió para siempre nuestra comprensión del espacio, el tiempo y la gravedad. La ecuación más famosa de la historia, E=mc2E=mc^2E=mc2, que describe la equivalencia entre energía y masa, no solo marcó un hito en la física, sino que abrió el camino a avances tecnológicos como la energía nuclear.
Einstein, quien emigró a Estados Unidos en 1933 tras huir del ascenso del régimen nazi, también fue un firme defensor de los derechos humanos, la paz mundial y la justicia social. Su participación activa en la denuncia del fascismo, el militarismo y el racismo, junto con su apoyo al movimiento por los derechos civiles en EE. UU., le aseguró un lugar destacado en la historia no solo de la ciencia, sino también del activismo.
A lo largo de su vida, Einstein recibió numerosos premios y honores, incluyendo el Premio Nobel de Física en 1921, no por la relatividad, sino por su explicación del efecto fotoeléctrico, un hallazgo fundamental para el desarrollo de la teoría cuántica. Sin embargo, a pesar de su inmenso éxito, Einstein mantuvo una actitud humilde y siempre subrayó que la ciencia debía ser una herramienta para el bien común.

En sus últimos años, Einstein dedicó sus esfuerzos a una teoría unificada que pudiera integrar todas las fuerzas fundamentales de la naturaleza, aunque no logró completarla antes de su muerte en 1955. Su visión de un «universo ordenado y comprensible» sigue inspirando a científicos y filósofos, mientras su imagen perdura como un ícono cultural.
Hoy, los avances en cosmología, física cuántica y otras ramas de la ciencia continúan basándose en las teorías que Einstein desarrolló, mientras su nombre sigue siendo sinónimo de genialidad y de un insaciable deseo de explorar los misterios del universo.




