El paso del tifón Rai, el peor que ha azotado suelo filipino este año, dejó al menos 375 personas y 1,8 millones de damnificados, informó la policía el lunes 20 de diciembre.
Las autoridades, que están intensificando los esfuerzos para suministrar alimentos y agua a las islas devastadas por el tifón, también informaron de que 239 personas resultaron heridas y 52 están desaparecidas.
Según el medio digital El Mostrador, se estima que más de 300.000 personas abandonaron sus casas y hoteles de playa tras el paso de Rai, dejando varias zonas sin comunicaciones ni servicio eléctrico, mientras que en otros lugares arrancó techos y derribó postes de electricidad.
Por su parte, Arthur Yap, el gobernador de la isla de Bohol, un popular destino turístico, que también se vio afectado por los vientos de 195 km por hora, informó de que el número de muertos en la isla ascendía a 74.
Miles de policías, militares, guardacostas y bomberos han desplegado un operativo de rescate que se centra en la búsqueda de sobrevivientes en las zonas afectadas.
El papa Francisco, al término de su tradicional rezo del Ángelus dominical, expresó su «cercanía al pueblo de Filipinas», un país mayoritariamente católico, y añadió que «el Santo Niño traiga consuelo y esperanza a las familias con mayores dificultades», en referencia a la proximidad de la Navidad.



