Las ruinas sagradas de Ta Muen Thom y Preah Vihear, templos hindúes con siglos de historia, se han convertido nuevamente en epicentro de un conflicto armado entre Tailandia y Camboya. En solo tres días, más de 33 personas han muerto y cerca de 180.000 han sido evacuadas en ambas naciones. Al borde de la guerra: Tailandia y Camboya reavivan un conflicto fronterizo letal.
Los combates estallaron tras el presunto uso de minas y ataques con artillería. El ejército tailandés afirma que fuerzas camboyanas iniciaron la agresión. Phnom Penh, por su parte, denuncia bombardeos ilegales sobre sus aldeas. Los templos, además de su valor histórico, simbolizan una vieja disputa territorial que ni la ONU ni la Corte Internacional de Justicia han logrado cerrar completamente.
Ley marcial y evacuaciones masivas: crisis humanitaria en curso
Las autoridades tailandesas declararon ley marcial en ocho distritos y cerraron parques turísticos. En paralelo, Camboya ha habilitado monasterios y escuelas como refugios. Familias enteras, incluyendo niños y ancianos, han sido desplazadas de regiones fronterizas como Oddar Meanchey, Trat y Pursat.

Ambos gobiernos se culpan mutuamente del inicio de las hostilidades, mientras la diplomacia internacional intenta frenar una escalada mayor. La mediación de Malasia, como líder de turno de la ASEAN, ha sido hasta ahora ignorada o rechazada por las partes. Mientras tanto, los combates se extienden hacia el sur de la frontera, incluso en áreas antes consideradas seguras.
TAILANDIA vs CAMBOYA – ¿Nueva GUERRA? – Explicación pic.twitter.com/5cGZelNMqp
— Lechero Fett (@LecheroFett) July 25, 2025
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¿Guerra inevitable? La política interna agita el conflicto
El conflicto no solo es territorial. También se ha vuelto una bomba política. La divulgación de una llamada entre la primera ministra tailandesa, Paetongtarn Shinawatra, y el expresidente camboyano Hun Sen desató un escándalo que acabó con la suspensión de la mandataria. Analistas advierten que el ejército tailandés ha ganado poder con la crisis, mientras Camboya endurece su retórica.

Desde la ONU, ambos países han intercambiado acusaciones por crímenes de guerra y uso de armas prohibidas. Tailandia afirma que Camboya colocó minas en zonas civiles. Phnom Penh denuncia el uso de bombas de racimo y el ataque a una escuela. Aunque la diplomacia aún se mueve, la posibilidad de una guerra abierta ya no parece tan lejana.




