A fines de enero de 2025, se alcanzó un acuerdo histórico en el marco de la Cumbre Global sobre Cambio Climático, donde 195 países se comprometieron a una reducción más ambiciosa de las emisiones de carbono. Este acuerdo se centra en la meta de alcanzar la neutralidad en emisiones de carbono para 2050, lo que implica un cambio radical en los sectores de transporte, agricultura y manufactura. La clave del acuerdo radica en la creación de un fondo global para ayudar a las economías en desarrollo a adaptarse a las nuevas normativas ambientales.
El acuerdo también estipula que las naciones más ricas deberán incrementar significativamente sus contribuciones a la financiación de la transición energética en países vulnerables, con especial atención a las naciones insulares y aquellas más afectadas por el cambio climático. Aunque muchos países han elogiado el progreso, algunos expertos advierten que las metas aún son insuficientes frente a la aceleración de fenómenos climáticos extremos, por lo que se requiere un monitoreo riguroso de la implementación.




