El juicio de Yostin Andrés Mosquera, un actor porno colombiano de 35 años, sacude al Reino Unido. El hombre, acusado por el brutal asesinato y desmembramiento de dos hombres en Londres, aseguró ante la corte que lo procesa que solo fue una víctima. El caso se desató con el hallazgo de los cuerpos de Albert Alfonso, de 62 años, y Paul Longworth, de 71, que se encontraron descuartizados dentro de maletas arrojadas al río Avon en Bristol. .
El Tribunal de la Corona de Woolwich reveló que Mosquera mantenía una relación íntima desde 2012 con Alfonso, a quien conoció a través de una página web porno, y que la convivencia con ambas víctimas en Shepherd’s Bush, Londres, estuvo marcada por una dinámica de abuso, chantaje y grabaciones sexuales públicas en internet. La Fiscalía presentó evidencia impactante, incluyendo un video en el que Mosquera apuñala a Alfonso con un cuchillo de cocina tras matar previamente a Longworth con un martillo.
La noche del crimen, ocurrida el 8 de julio de 2024, Mosquera fue grabado cerca del puente colgante de Clifton, en Bristol, justo antes de que se encontraran los cuerpos. Se descubrió que buscó en internet información sobre golpes fatales en la cabeza y realizó extracciones de dinero de las cuentas bancarias de las víctimas, hechos que destacan la frialdad y la planificación del doble homicidio, según las investigaciones.
Durante el juicio, Mosquera se declaró inocente de asesinato, aunque admitió homicidio involuntario alegando una pérdida de control. El colombiano expuso que solo fue una víctima de los chantajes por parte de Alfonso, quien supuestamente lo obligaba a realizar actos sexuales degradantes, lo que desató un tóxico entramado entre las partes desde sus primeras interacciones en línea y los posteriores encuentros presenciales en Colombia y Reino Unido.
Las piezas del rompecabezas se complejizan: los tres fueron fotografiados juntos en un paseo en bote en 2024, y la relación mantenía un lado oscuro de manipulación y abuso expresado en las grabaciones y las dinámicas de poder. La Fiscalía sostiene que Mosquera fue el autor material de los crímenes y la manipulación posterior de los cuerpos, cuyo horror fue ampliado con la difusión de imágenes inquietantes obtenidas en el juicio.
El comandante interino de Bristol declaró que el hallazgo fue “muy preocupante” y que el caso involucró oficiales especializados para atender la gravedad del hecho, que ha impactado a la opinión pública británica y a la comunidad colombiana, reflejando la complejidad y crudeza de la violencia evidenciada.
Mientras el juicio continúa, el acusado lucha por sostener su versión de víctima y justificar sus actos como consecuencia de una relación destructiva. Este caso destapa no solo un crimen brutal, sino la realidad oculta detrás de relaciones marcadas por la violencia, el chantaje y la desesperación, que en este caso, han terminado en tragedia y un proceso judicial que ha capturado la atención mundial.




