Abusos en los cobros

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El concejal insistió en que no se puede seguir normalizando la crisis del agua.

Ciudadanos han señalado que, la crisis del agua en Villavicencio no solo sigue sin resolverse, sino que se agrava mientras la empresa de servicios públicos insiste en facturar como si la ciudad disfrutara de un servicio continuo y de calidad. La indignación se multiplica y las quejas recorren barrios, comunas y sectores comerciales. Ante este panorama, el concejal Luis Carlos González lanzó un duro cuestionamiento: “Si no hay agua, ¿por qué los recibos llegan más caros?”. La pregunta, compartida por miles de ciudadanos, resume el descontento generalizado frente a lo que muchos califican como un abuso sin precedentes.

Problema

Aunque existen varias propuestas y alternativas técnicas para solucionar el problema, nada se ha concretado. González advirtió que la ciudadanía merece saber en qué va la consultoría, los estudios y los diseños anunciados en repetidas ocasiones. Pero, más allá de informes y promesas, asegura que llegó el momento de pasar a la acción. “Pueden cambiar gerentes cada seis meses, pero si no se arregla el problema del agua, da lo mismo”, señaló, cuestionando la falta de continuidad y de liderazgo en los equipos de trabajo. También pidió claridad sobre las “piedras en el camino” que están frenando las soluciones definitivas.

Sectores

Los habitantes de barrios como La Reliquia, Ciudad Porfía, Camino Ganadero y Popular 1 reportan turnos cada vez más impredecibles, cortes prolongados y ausencia total de información oportuna. Pero el golpe más fuerte lo está recibiendo el comercio, especialmente en el centro de la ciudad, donde los empresarios se ven obligados a gastar entre dos y tres millones de pesos mensuales en agua para poder operar mínimamente. “Para un comerciante que lucha por sostener su negocio, mantener empleados y sobrevivir, tener que pagar tres millones por agua es verraco”, manifestaron voceros del sector.

Silencio

González insistió en que no se puede normalizar la escasez mientras se facturan valores propios de un servicio óptimo. “Aquí hay un silencio institucional que huele a incompetencia o negligencia. Y la gente no tiene por qué cargar con eso”, afirmó. Por ello, anunció un debate de control político para exigir explicaciones sobre los criterios de facturación, los costos reales y las inversiones que la empresa asegura ejecutar.


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