DIAN cerró el piqueteadero ‘Doña Segunda‘ por no entregar la factura electrónica a sus clientes y es por ellos que los amantes del colesterol se tendrán que pone a dieta estos días mientras la propietaria de este restaurante se pone al día.
La medida de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales, también selló otros 18 locales entre los que están varios sitios en El Aeropuerto El Dorado.
«El cierre se extenderá hasta el próximo 23 de junio y durante los días de sellamiento, el negocio no podrá abrir sus puertas, abrir al público, ni tampoco hacer actividades comerciales»
El sitio está ubicado en la esquina de la plaza de mercado del doce de octubre y tiene más de 60 años de preparar la mejor fritanga de la ciudad de Bogotá, es atendido por su propietaria Segunda Fonseca.
La decisión de la DIAN de sellar el piqueteadero por tres días «es por no cumplir con expedir la factura electrónica que es de obligatorio cumplimiento por los establecimientos comerciales del país».
El lugar atiende de lunes a domingo y para muchas personas es el punto de encuentro para deleitarse de estos placeres al igual que es visitado por turistas.
Los restaurantes y negocios gastronómicos forman parte de los establecimientos obligados a emitir facturas electrónicas, ya que son responsables del INC o Ipoconsumo (Impuesto Nacional al Consumo del 8 % por sobre el IVA).
«Me causa mucho dolor, no se como decirlo, porque me sacan en noticias, si yo con mi puesto no estoy evadiendo en impuestos»
Además reiteró «No estoy haciendo mal al Gobierno y no le estoy quitando nada a nadie»
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Quién es Doña Segunda:
La propietaria arrancó el negocio vendiendo rellena y papa criolla en una olla en el 12 de octubre, ahora tiene un imperio de longaniza y plátanos con queso en una casa vecina al mercado.
Doña Segunda es oriunda de Socotá, Boyacá, tiene 84 años es mamá de 9 hijos y abuela de 24 nietos.
Se define como una cocinera de tradición y conocida por su inconfundible fritanga, asegura que lleva 63 años trabajando con la fritanga que ha surgido gracias a su esfuerzo y dedicación.
Este negocio nació cuando Doña Segunda vendía morcilla y papá criolla en una esquina del Doce de Octubre.
