Entre los crímenes que se le imputan está el asesinato de la niña Cécile Bloch, de 11 años, reportada como desaparecida después de no acudir a su escuela en 1986.
Identificado como François Vérove, o mejor conocido por las autoridades policiales de Francia como «Le Grêlé», que en español podría traducirse como el ‘hombre de las cicatrices en la cara’, se convirtió en el asesino en serie más buscado en el país; y resultó ser un agente policial.

A Vérove se le relaciona con cuatro asesinatos y seis violaciones, aunque Didier Saban, el abogado de los dolientes, aseguró en rueda de prensa que no hay duda de que hubo otros más, y su muerte ha dejado a muchos sin respuestas.
El hombre de 59 años de edad, había pertenecido a la Policía Militar, antes de ingresar a este organismo y luego retirarse. Las autoridades citaron al hombre el pasado 24 de septiembre, para que entregara muestras de su ADN, pero el 27 de septiembre de este año, su mujer denunció su desaparición.
El hombre fue hallado sin vida dentro de un departamento que tenía alquilado en Grau-du-Roi, en la costa mediterránea, junto con una nota de suicidio. Al sujeto lo buscaban desde hacía 35 años atrás, cuando cometió su primer homicidio.
El contenido de la nota que dejó no se ha hecho público ante los medios de comunicación; sin embargo, por informaciones extraoficiales que ha conocido la prensa francesa, se logró esclarecer que el sujeto reconocía ser el responsable de los asesinatos cometidos, sin dar mayores detalles de sus víctimas o de las circunstancias.
Los investigadores aseguraron, luego de largos estudios médicos y forenses, que sus muestras de ADN coinciden con las halladas en algunos de los lugares donde el ‘asesino de las cicatrices’ cometió sus crímenes.
Sus delitos y violaciones conmocionaron a los parisinos entre 1986 y 1994, pero ninguno había podido ser resuelto hasta ahora.




