Pedro Emilio Acosta Ávila, ciudadano venezolano de 25 años, fue sentenciado a 30 años de prisión por el asesinato de Vanessa Soto, joven de 22 años que murió tras recibir varias puñaladas durante un intento de robo. El crimen ocurrió en mayo de 2024, en la localidad de Barrios Unidos, al norte de Bogotá.
Vanessa fue atacada hacia las 5:50 a.m., cuando se dirigía a su lugar de estudio o trabajo. Según el reporte oficial, Acosta intentó robarle el celular y, al encontrar resistencia, la agredió con arma blanca. La joven cayó sobre la Avenida Caracas y perdió la vida casi de inmediato.
La investigación avanzó gracias a un testigo clave: un vendedor de arepas que recibió de Acosta el celular robado. El agresor le pidió que lo escondiera y propuso repartirse el dinero. Ese testimonio, sumado a las imágenes captadas por cámaras de seguridad, permitió al CTI identificar al atacante, quien huyó en TransMilenio tras cometer el crimen.
Durante el juicio, Acosta se declaró inocente, lo que generó indignación. Nicoleth Masmela, prima de Vanessa, dijo: “Con todas las pruebas en su contra, se mostró indiferente, como si no le importara. Fue una burla”.
El 28 de mayo, durante la velación de Vanessa, sus familiares fueron notificados de la captura. Esa noche, amigos y vecinos la homenajearon con velas en el sitio donde cayó. Aunque la condena alivia en parte, sus seres queridos siguen exigiendo mayor seguridad.




