El evento Horizontes de la Industria Audiovisual y Sonora, organizado por Estudios Takeshima en el marco de la celebración de sus 25 años de trayectoria en Cali, abrió un espacio clave para reflexionar sobre los retos y oportunidades del sector. En el panel “Presente y futuro del audiovisual: ¿Cómo consolidar una industria innovadora, competitiva y con identidad local?”, los directores colombianos Laura Mora y Carlos Moreno conversaron sobre la convergencia entre cine, televisión, plataformas digitales y contenidos inmersivos, así como sobre los horizontes que se abren para creadores, productores y distribuidores.
La discusión giró alrededor de una pregunta crucial: ¿cómo mantener la autenticidad y la identidad local en un panorama global cada vez más homogéneo? Para Laura Mora, la universalidad no se alcanza imitando fórmulas externas, sino explorando lo íntimo y lo particular: “Lo que conecta con el mundo es la mirada profunda a lo local”. Una visión que se refleja en su experiencia con películas como Los reyes del mundo, reconocida en festivales internacionales sin depender de grandes plataformas en su etapa inicial.
Por su parte, Carlos Moreno recordó que su voz autoral nació en Cali, en medio de la tradición documental y musical de la ciudad. Esa raíz, asegura, ha sido determinante para mantener una mirada auténtica tanto en producciones independientes como en grandes proyectos televisivos. En su opinión, el audiovisual colombiano debe seguir nutriéndose de la diversidad cultural del territorio, aunque advierte que los caminos hacia la sostenibilidad aún son frágiles y requieren del compromiso conjunto de instituciones públicas, sector privado y creadores.
Un punto inevitable en la conversación fue la experiencia de ambos en la adaptación audiovisual de la obra de Gabriel García Márquez, Cien años de soledad, la producción más ambiciosa de Netflix en América Latina. Mora y Moreno coincidieron en que el proyecto se convirtió en un laboratorio inédito de saberes, en el que participaron cientos de técnicos y artistas colombianos y latinoamericanos. Más allá de los recursos invertidos, destacaron la posibilidad de aprender y visibilizar oficios poco reconocidos en la industria local. “El cine es un milagro colectivo”, dijo Mora, subrayando la importancia de cada rol: desde la dirección hasta quienes construyen un muro o generan un efecto de polvo en pantalla.
Sin embargo, ambos dejaron una advertencia: no se puede asumir que las grandes producciones sean la única vía hacia la excelencia. El futuro, afirmaron, también pasa por películas pequeñas y colectivas, realizadas “con 40 amigos en una carretera”, pero con igual compromiso artístico.
El debate abrió también una mirada regional. Mora señaló la necesidad de que Medellín, Cali y otras ciudades fortalezcan sus ecosistemas audiovisuales con políticas culturales estables y con mayor compromiso del empresariado. Moreno, en cambio, destacó la importancia de recuperar la cinefilia y la cultura comunitaria alrededor de las películas, más allá de la facilidad tecnológica actual para producir contenidos.
El panel dejó claro que el gran desafío es construir una industria capaz de dialogar con las tendencias globales sin perder la voz propia. Para lograrlo, será indispensable fortalecer la formación, diversificar los oficios, garantizar fondos sostenibles y, sobre todo, apostar por relatos que nazcan de las particularidades del territorio.
En su aniversario 25, Estudios Takeshima reafirma con estos espacios su papel como motor del talento local y como articulador de un ecosistema audiovisual y sonoro que busca ser competitivo sin renunciar a su identidad. El horizonte, según Mora y Moreno, está en ese delicado equilibrio: innovar y competir, pero siempre desde lo que nos hace únicos.



