2032 bajo amenaza lunar: qué pasaría si el asteroide 2024 YR4 golpea la Luna

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Un escenario espacial poco común ha captado la atención de astrónomos en todo el mundo: el asteroide 2024 YR4, descubierto a fines de 2024, podría impactar directamente en la superficie lunar en el año 2032. Aunque el objeto no se dirige a la Tierra, su colisión con la Luna plantea un nuevo conjunto de riesgos para nuestras comunicaciones, misiones espaciales y observaciones científicas.

De peligro global a fenómeno orbital

En un principio, este asteroide fue considerado una amenaza seria para la Tierra, con una probabilidad de impacto cercana al 3,8 %. Sin embargo, a medida que se realizaron observaciones desde observatorios en Hawái, Chile y con el Telescopio Espacial James Webb, esa cifra se redujo drásticamente a 0,001 %. Lo que aumentó, en cambio, fue el riesgo para la Luna, que ahora se calcula en un 4,3 %.

Un cráter en la Luna, fragmentos sobre la Tierra

Si llegara a impactar, 2024 YR4 crearía un cráter de aproximadamente un kilómetro de diámetro, liberando una energía similar a la de una explosión nuclear. Esa colisión levantaría millones de toneladas de rocas lunares hacia el espacio, una parte de las cuales podría ingresar en la órbita terrestre.

Ese material, aunque en su mayoría se quemaría al ingresar en la atmósfera, podría multiplicar por diez o más el flujo normal de meteoritos. Las consecuencias incluyen daños a satélites activos, interferencias tecnológicas y riesgo para futuras misiones espaciales.

Un espectáculo que podría ser histórico

Más allá del riesgo tecnológico, la colisión tendría un aspecto visual sin precedentes. Si los fragmentos lunares alcanzan la atmósfera terrestre, generarían una lluvia de meteoritos visible durante varios días, un evento que no se ha registrado en tiempos modernos.

Cuenta regresiva hacia la observación clave

El próximo acercamiento del asteroide será en 2028, cuando pase cerca de la Tierra sin peligro. Esa será una oportunidad clave para ajustar su trayectoria con precisión y planear posibles medidas. Aunque el impacto lunar es incierto, el monitoreo constante se ha vuelto esencial.


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