200 AÑOS DE FERVOR

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Durante los días 24 y 25 de mayo, se llevó a cabo una de las celebraciones católicas más significativas del suroccidente colombiano. El barrio Yanaconas fue escenario de la tradicional procesión del Amo Jesús, una manifestación religiosa que cumple más de 200 años y que se ha convertido en patrimonio espiritual y cultural para la comunidad.

Organizada por la Junta del Amo, encabezada por Edier Velasco, esta festividad convocó a cientos de feligreses provenientes no solo del sector, sino de otros barrios de Popayán y municipios cercanos. La jornada comenzó el sábado 24 de mayo con la procesión principal, en la que desfilaron dos pasos representativos: el de la Dolorosa, que evoca el sufrimiento de María, y el del Amo Jesús de Yanaconas, imagen central de la celebración.

Ambas figuras recorrieron las calles adornadas con flores, pañuelos y altares comunitarios, mientras los fieles acompañaban con oraciones, cantos y velas encendidas. El ambiente, marcado por el respeto y la devoción, se intensificó al caer la noche con los tradicionales juegos pirotécnicos, que iluminaron el cielo en medio de los aplausos y la emoción de los asistentes.

El domingo 25 se realizó la procesión infantil, donde niños y niñas participaron con trajes tradicionales y pequeñas réplicas de los pasos, promoviendo el relevo generacional de esta costumbre religiosa que fortalece el sentido de pertenencia y la identidad barrial.

Uno de los relatos más conocidos y que alimenta la fe de los creyentes ocurrió hace algunos años, cuando las puertas de la iglesia no querían abrirse para sacar la imagen del Cristo. Tras insistentes oraciones, se abrieron por sí solas y, para sorpresa de todos, los pies de la imagen estaban embarrados. Para muchos, esto es un signo de milagro y cercanía divina.

El Amo Jesús es considerado protector y sanador. Muchos de los asistentes aseguran haber recibido favores relacionados con la salud, el empleo o situaciones familiares difíciles. Es por esto que cada año la procesión adquiere más fuerza, convirtiéndose en un espacio donde la comunidad se encuentra no solo con su espiritualidad, sino con su historia y su gente.

Además de lo religioso, la celebración incluyó presentaciones musicales, comidas típicas y actos culturales, fortaleciendo la unión vecinal. Así, Yanaconas reafirma una vez más su compromiso con la fe y con una tradición que trasciende generaciones y fronteras barriales.


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