Para ver más noticias escalofriantes ingrese AQUÍ
Paciente y misericordioso es el binomio que fielmente describe la naturaleza de Dios. Así pues, vale la pena reflexionar sobre la manera en que Jesús nos manifiesta Su misericordia, y de nuestra parte agradecerla, disfrutarla, y sobre todo aprender a ser misericordiosos como Jesús. Para ello puede ayudarnos considerar las siguientes muestras de Su misericordia:
1) Jesús se hizo hombre: Por amor a nosotros renunció a los privilegios de Su condición divina para venir a salvarnos. Nos acompaña, nos comprende y nos da ejemplo de cómo vivir. Aprendamos de Él y animemos a otros a imitarlo.
2) Jesús no trajo Su Reino: Jesús nos invita a edificar, habitar y anunciar Su Reino de amor, paz, justicia, verdad y perdón, y ¡no deja a nadie fuera de esa invitación!
3) Jesús nos dio Su Palabra: Escuchemos y animemos a otros a escuchar a Jesús, que tiene siempre palabras que nos iluminan, reconfortan, fortalecen.
4) Jesús nos perdona: No importa qué tan bajo caigamos, Jesús nos perdona. Aprovechemos cada oportunidad que tengamos para reconciliarnos con Él y animar a otros a acercarse Él.
5) Jesús nos sana: Dice san Francisco de Sales que Dios nos libra de los sufrimientos o nos da la fuerza para superarlos, hallarles sentido redentor, aceptarlos con gratitud y ofrecérselos con amor.
6) Jesús nos dejó Su Presencia Real en la Eucaristía: Quiso quedarse oculto en la Hostia Consagrada para que podamos contemplarle y recibirle, y nos apuntale el corazón para amar como Él nos ama.
7) Jesús nos encomendó a María y a la Iglesia: Jesús nos compartió a Su Madre, quien con su ternura y poderosa intercesión vela por nosotros. Y nos dio la Iglesia, que nos integra a la familia de Dios.
8) Jesús murió en la cruz por nosotros: Él, el Justo, pagó por los injustos. Asumió nuestros pecados y miserias y los redimió en la cruz. Consolémonos y consolemos a otros con esa certeza.
9) Jesús resucitó y nos invita a la vida eterna: Le abrió una salida a nuestros sepulcros. Y nos ama tanto que nos invita a pasar la eternidad con Él. Pongamos nuestra esperanza en los bienes del cielo, no en los de la tierra.
10) Jesús nos reitera Su amistad incondicional: Gocémonos en sabernos amigos de Jesús e invitemos a otros a aceptar Su amistad.
11) Jesús nos envió a Su Espíritu Santo: Nos envió al Espíritu Santo que nos colma de dones, nos inspira, intercede por nosotros, es nuestro guía, nuestro Consolador.
Realmente Dios cuida de nosotros, nos protege y no deja que nunca nos falte lo más necesario. Y sobre todas las cosas, Dios nos da algo más: Nos da la vida, y no una vida cualquiera, sino una vida eterna, que ya en la tierra comienza a ser plena e intensa, llena de sentido.
Por:Narciso Obando.